jueves, abril 14, 2011

Mi cuerpo no tiene vocación de amada,
si de amante, impaciente
fuego o agua brava,
ahora que me cerco en la soledad de mi cama,
la tregua me consume,
y en este paréntesis en que me hallo,
lo mismo encuentro desventura
que mi conciencia reconstruye los silencios
y la ausencia.

Dime la forma en que me hice vulnerable,
los pasos que me trajeron hasta aquí,
olvidándome y encontrándome,
conduciéndome con ternura hasta tu abrazo,
con bravura a tu boca,
con amor a ti.

Sorprende, la lucidez que gano a veces,
el amor se acomoda en mis entrañas,
otras una oscura nostalgia me embriaga,
con miedo de apartarme
por dejar a medias mi destino,
no puedo culparte
si sostienes la misma angustia que me atañe,
en una soledad de idéntica amargura,
descubro mi vocación de amada,
y preveo la ternura de tus manos sobre mi espalda,
ese momento que me lleve a ti
para cumplir tu voluntad.