lunes, septiembre 29, 2008

Era la calle,
la talla,
la acera indicada,
el número, tú número faltaba,
faltaba el amanecer, el tiempo, la distancia,
era la calle,
el número faltaba.


No dejes las palabras sobre el cristal,
sueltos los segundos de papel,
despacio resumes lo que ocurrió;
no juegues, no calles, no mires el reloj de pulsera;
se acabó,
mi paciencia estalla, expongo mis labios rojos o morados por el frío,
o el miedo,
no te acerques, ni huyas, no mires mi boca
roja o morada de miedo,
no me devuelvas el saco de huesos que te di aquel día,
huesos calados,
cabrón embustero que siempre juega a los dados con mi corazón.