domingo, noviembre 19, 2006

Anoche

Los labios pierden con mi silencio,
soy yo la que duerme sin tus besos,
sin tu tiempo,
un hola,
hola en silencio,
labios con miedo;
estos labios que duermen,
que no viven,
dormir no es vivir,
ni besan,
dos labios rojos
que se hacen daño,
al no ser acariciados,
para pronunciar tu nombre.

Tus manos,
acariciando el cristal frío,
esa diferencia que tú sólo encuentras
entre el barceló y el brugal,
esconde tus manos
que me acariciaban,
arden mis dedos
del deseo contenido,
y un frío de desierto
me hielan las venas.

Oh! la memoria,
ese recuerdo tan frío,
frígida amnesia
que hace aflorar lágrimas
entre mis manos,
dos clavos que se atraviesan
bajo mis dedos,
y no muero
sólo porque no te olvido.

Con mi rostro entre mis manos,
me quedé dormida.

Duerme,
no vive,
no olvida,
no muere.

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